Que gran hazaña la de estos náufragos mexicanos que vencieron la mar, pero tampoco asusta.
Naufragar 9 meses en el océano pacifico debe de ser muy parecido a desvariar las noches en el azar de tus ojos.
Yo creo que de ambas formas se puede conocer la verdadera dimensión humana.
Alimentarte de gaviotas no me asusta cuando he sobrevivido recogiendo tus besos crudos y ensangrentados. Para hidratar al alma bebimos del agua fresca de nuestras lágrimas rancias.
Una balsa tiburonera tiene más espacio que tu cuerpo en donde vivo.
Si nos ponemos a pensar, soportar la mala mar es un juego de niños para a un sobreviviente habitual de las tormentas de tu pelo.
Salir de San Blas con destino a Australia ¿a quien le asusta cuando conoce la distancia entre nuestras almas?. A veces lo único que nos acerca y nos mantiene vivos son los rezos de la noche.
Fernando Todd/06