Voy camino a Torreón
y el cielo me recibe con una alfombra roja sobre el desierto,
mi desierto...
Arisco y bronco desierto,
lleno de la paz que la vida le quita a la muerte.
Bienvenida la noche al desierto.
Bienvenidas las estrellas, las lunas
y los amores que deambulan sedientos y perdidos.
Bienvenida la muerte y la vida.
No llueve en el desierto,
si acaso las lágrimas de los que no están.
No llueve pero da vida.
Da vida y da polvo,
recordandonos que somos polvo,
y en polvo nos convertiremos.
Somos desiertos con sed.
Con lágrimas, con vida, con estrellas, con noches rojas y muerte.
Sigo caminando la noche.
El cielo ya no es alfombra, es lienzo.
El desierto también es lienzo, amplio, fuerte, seco.
Con grietas como arrugas en su piel.
Desierto incoloro, inoloro e insípido. Eres agua desierto, que no te engañen.
Tienes vida desierto.
Tienes vida y yo la tuya desierto. Tu la mía.
Tu mi agua, tu mi polvo.
Por que tus hijos sabemos que polvo somos y en desierto nos convertiremos.
Fernando/ 07