Una vez hace millones de años, el desierto y el caribe se encontraron.
Eran tan opuestos entre si que se enamoraron del misterio que los envolvía. El Sol, celoso del Caribe y sintiendose Emperador del Desierto los obligó a separarse.
Pero un día el Caribe no pudo de ausencia y empezo a viajar a gotitas por el aire y a infliltrarse por el subsuelo. El Desierto, conmovido y enamorado -como todos los Desiertos- se abrió sin importarle el dolor que causaba el desgarramiento de su tierra y permitió con esto dar cobijo en su cuerpo a esas gotas de Caribe que viajaban enamoradas.
Desde entonces viven la soledad del desierto y sus silencios abrazados al color turquesa del Caribe.
No comenten esto con nadie de la NASA, ellos buscan datos cientificos, no verdaderos.
Abrazo,
Fernando