lunes, julio 23, 2007

Ahí.

Dispuesto a morir así,
entregado,
ahí vencido
en tus brazos como rios,
esa piel que no es mía,
ensuciandome en tu mente,

ahí,

mi pecho al tuyo desnudos,
te descubro nueva cada vez.

Ahí,
tu cadera mimetizada a la cadencia es

- un momento,
una gota de lluvia,
un olor de tabaco.-

El pecado
habita mis labios
la mordida se planta entre tu mezclilla y la línea invisible de tu espalda y tu,

ahí

completa, ciruela penetrable,

te das y me tomas,
y muero

ahí.


Fernando / 07