lunes, enero 21, 2008

La Negra,

Tal vez no debías de estar aquí.

Temblando me presentas tu mundo,
y me invitas a recorrerlo completo.

Sabemos /de antemano/
que en el viaje encontraremos
vida o muerte,
sangre o vientre
y que quizá el Diablo interviene en
nuestros pasos.

Arriesgo y viajo.

Preparo mis cosas pensando en sobrevivir.

Cuento por alfabeto para no olvidar:

Alma... Besos...Conciencia...Dolor...Frío...Gelatina...

La expedición recorre tus caderas,
donde azotan temblores recurrentes --, y entonces

Negra... Aquí estás!.

Escalo tus vértebras enmascaradas
y ubicando tu cuerpo tan ajeno
nazco con los nacimientos de tu aire.

Es de noche y levanto el campamento.

Me refugio en tus brazos mi Negra. Llueve y me oculto en tu pelo caracol.

Tu también exploras tus propias travesías,
y mi cuerpo /hábitat solo para ti desconocido/
es tu estepa, tu selva, tu montaña.

Cerramos los ojos
y expandimos nuestros cuerpos a universos
y somos nuestro todo.

Sigo caminando.

Arrastro los pies acariciando
la piel de la tierra por la que ando.

Visito poros,
vello,
caricias de agua que caen de cascadas de
azúcar.

Escapo a miles de almas
disfrazadas de sonrisas.

Esquivo los hielos del granizo de tu falda.

No es fácil.

Me sumerjo y floto.

Vuelo sobre aire liquido con sabor a mar. Ahí, juego con los corales.

Tus manos también recorren
oscuras latitudes.

Tus pupilas se dilatan y registran la mezcla de sudores.

Memorizan instantes del viento.

Pero las espadas se quedaron atrás.

Esta invasión terrestre
y corporal
no es de conquista
o dominación.

Lo sabemos.

Y viajamos así,
inseguros de nuestro destino
¿encontraremos aire o fuego a nuestro paso?.

Lo cierto,
– quizá lo único cierto-
es que al final del recorrido,
regreso adentro de mi.


Fernando Todd, corrigiendola algún dia del 2008